lunes, 2 de mayo de 2016

Ante todo ¡seguridad!

Desde que comencé en esto de la caza, allá por el año 2000, una de los valores más importantes que me inculcaron mi abuelo y mi tío fue el de que, ante todo, lo más importante en la caza es la seguridad. La verdad es que mi abuelo siempre ha tenido un inmenso respeto a las armas, y ese inmenso respeto me lo trasladó a mi. Quizá por eso comencé realmente a disparar, de forma muy poco frecuente y siempre vigilado y guiado por un mayor, tan tarde. Hasta los 10 años creo que no pegué mi primer tiro. Sin embargo, durante esos primeros años donde me limitaba a observar aprendí muchísimo, y creo que son años obligatorios en la enseñanza de un buen cazador. Mi profesor de anatomía dice: "la base de la anatomía es la observación", pues en la caza más de lo mismo, observar, aprender y después, cuando toque, poner en práctica todos nuestros conocimientos.

Todos nosotros hemos oído alguna vez eso de que las armas las carga el diablo y las disparan los tontos, pues algo de razón tiene. Son muchas las personas que se sumergen no solo en la caza, sino en el tiro o en cualquier actividad que precise de armas, sin haber tenido una previa enseñanza o un previo manejo mínimo de las armas. Son muchas las veces en cacerías donde he visto a una persona arriesgar la vida de su propio perro, disparando al límite, por una pieza, y son algunas veces las que he visto a gente disparar de forma poco precavida, por ello voy a poner un par de puntos que hemos de considerar a la hora de disparar un arma.


Conoce tu arma. 

Hay muchos tipos de armas, cuyos mecanismos son muy diferentes, por ello, algo básico es saber como manejar con soltura(pero siempre con la máxima precaución) el arma, aprender a cargarla, descargarla, montarla y desmontarla sin ningún problema es algo básico que debemos saber antes de manejar un arma.

Observa que no haya NADIE delante ni a tus lados cuando vayas a disparar. 

Mucha gente dispara sin analizar antes qué hay a su alrededor. Lo que debemos hacer es no disparar cuando haya alguien delante o en un ángulo inferior a 90º a tu frente. Quizá esa persona no esté en la trayectoria de los perdigones, pero nunca se sabe, siempre puede rebotar un plomo o salir desviado, por lo que siempre asegurémonos de que cuando disparemos no hay nadie delante, siempre detrás.


No disparemos en cambios de rasante. 

Aunque veamos que delante no hay nadie, nunca se sabe, puede ser que haya alguien detrás de un cambio de rasante, por lo que mi consejo es nunca disparar al horizonte por así decirlo, siempre hacia abajo, como con los conejos, o hacia arriba, como con las tórtolas o palomos. Además, los perdigones no tanto, pero las balas pueden llegar muy muy lejos, por lo que si disparamos sobre un cambio de rasante la bala puede llegar a una zona poblada que esté lejos y causar algún disgusto.



Cuándo no utilicemos el arma, tenerla siempre descargada. 

SIEMPRE, SIEMPRE Y SIEMPRE que no vayamos a utilizar el arma, bien porque estemos almorzando, bien porque estemos descansando o bien porque estemos recogiendo una pieza, asegurémonos de que nuestra arma está descargada. El hecho de que nuestra arma esté descargada es el mayor seguro que podemos tener, y si no estamos en plena actividad cinegética, debemos de tener nuestra arma descargada.


No te fíes del seguro. 

El seguro es un elemento a tener en cuenta, siempre que no estemos utilizando el arma debemos de tener el seguro puesto. Eso sí, el seguro puede fallar, en mi caso nunca ha pasado, pero quien sabe, debemos ser muy precavidos y siempre es mejor tener el arma descargada y con seguro que el arma cargada y con seguro, pues tener el arma descargada es el mayor seguro que podemos tener.




Cuándo la transportemos.

 Siempre que transportemos el arma, esta deberá ir, por supuestísimo, descargada, y también desmontada y en su correspondiente funda. Además, la munición debe de ir separada del arma, es decir, no debemos introducir munición en la propia funda del arma. Con ello nos aseguraremos de que el arma, sea cual sea su situación, no pueda efectuar un disparo accidentalmente de ninguna manera.





Evidentemente, estos consejos son muy útiles, pero ni siquiera con ellos estaremos al 100% seguros, pues con las armas nunca se sabe, y más vale prevenir que curar. Lo mejor que podemos hacer es empezar en lugares muy abiertos, donde estemos totalmente seguros de que no haya nadie en un radio considerable, y cazar tú solo junto con la supervisión de un un experimentado con las armas. Sin embargo, el mejor consejo que os puedo dar es que nunca bajéis la guardia, por muy experimentado, por muchos años que llevemos siempre se puede producir un accidente, y si estamos siempre atentos disminuiremos las posibilidades de que esto ocurra.

De vez en cuando nos sorprendemos con la muerte de algún compañero cazador debido a accidentes con las armas. Por ello nunca debemos de dejar de tratar a las armas como lo que son, armas que pueden matar, y nunca debemos de tratarlas como objetos o juguetes.
¡Un saludo!


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