domingo, 3 de abril de 2016

¿Por qué nos gusta la caza?

Desde bien pequeño, siempre he estado ligado a la naturaleza. No era el típico niño que sólo se limitaba al futbol. A mi me gustaba la caza, me gustaba el monte, me sabía todos los animales, sabía diferenciarlos a la perfección, y eso no ha cambiado.

Mucha gente dice que matamos animales por diversión. No señor. No salimos a cazar para matar animales. Nos gusta la aventura, la incertidumbre y el esfuerzo de perseguir a las reses, a las perdices o a los jabalíes en su propio terreno. Nos gusta la naturaleza, y no hay mejor modo de experimentarlo que cazando. Nos gustan los nervios previos a salir al monte, tú contra el animal, en su terreno, nada más. Tú tienes el rifle, él tiene la habilidad, los sentidos y la ventaja de estar en su terreno. Sabes que no va a ser nada fácil. Él irá más rápido, se adelantará a tus movimientos. Tienes que ser sigiloso como una serpiente deslizándose por el tosco suelo de la montaña. 



Nos gusta esa aceleración del ritmo cardíaco que sufrimos cuando un navajero nos entra al puesto, nos gusta esa adrenalina que corre por nuestras venas cuando nuestro perro está de muestra y de repente sale una patirroja.

Nos gusta prepararnos para la salida, ver que llueve, que no será fácil, pero tenemos esa ilusión y ese amor por el campo que nos hace salir, sea la hora que sea, haga la temperatura que haga... Nos gusta cazar.

No os voy a decir que no matemos animales, eso no lo puede negar nadie. Pero no salimos a cazar por eso. ¿Qué sentido tendría gastar tantísima energía, sacrificarse tanto y gastarse tanto dinero si solo saliesemos a cazar para matar el animal? Ninguno.

Lo que nos gusta de la caza es la sensación de pureza, de contacto con la naturaleza, pues no hay nada más puro que salir a capturar animales, como se hacía hace miles de años. Eso nos gusta de la caza, eso es lo que nos mueve, eso es por lo que nos sacrificamos, y no por matar un animal.

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