jueves, 28 de abril de 2016

El encanto de las esperas

No soy mucho de caza mayor. No por nada, sino porque el coto de mi abuelo es de menor y siempre he crecido y cazado entre cartuchos, morrales, palomos, perdices, conejos... Ahora bien, esto no quiere decir que no se me pongan los pelos de punta cada vez que tengo la oportunidad de una jornada de mayor, sea cual sea la modalidad.

En especial, lo que más me gusta de la mayor es el aguardo en noches frías de invierno. Es en el aguardo donde el cazador pasa a ser parte de la naturaleza, se funde en ella, pues solo si hace eso y si le acompaña una enorme suerte podrá triunfar, o por lo menos tener la oportunidad de disparar.

En España, el aguardo o la espera consiste en establecerse en un puesto fijo durante la noche, aprovechando nuestros conocimientos sobre el terreno e implantándonos en aquellas zonas por las cuales suelen discurrir los grandes macarenos con el objetivo de que tengamos la oportunidad de disparar a estos. Como he dicho, se suelen aprovechar zonas de querencia de estos animales, zonas de charcas o de comida abundante, zonas que el cazador pueda ver que ha sido visitada por los misteriosos jabalíes.

 
 La labor del cazador consistirá en establecerse en ese puesto fijo y esperar la entrada a nuestra zona de tiro de los guarros. Parece fácil decirlo, pero el aguardo es una modalidad muy sufrida y donde la balanza de éxito/fracaso está increíblemente inclinada hacia el fracaso.

Por lo general, la espera se suele realizar en las horas posteriores al atardecer o anteriores al amanecer. Sin embargo, el cazador debe de establecerse en el puesto antes de que esto ocurra, cuando aún haya luz en el caso del atardecer y cuando sea de noche en el caso del amanecer.




Las esperas nos permiten disfrutar de la más pura naturaleza, nos permite escuchar los sonidos de los animales nocturnos, el crujir de las ramas, el sonido del viento mover las ramas de los pinos... Nos permite escuchar y sentir cosas que en otras modalidades no podemos. Le permite al cazador ser parte de la naturaleza, de ahí que esta modalidad tenga tantos seguidores en la geografía española.



La verdad es que me gustaría en un futuro hacer una entrada sobre cómo podemos "mejorar" nuestra forma de esperar y sobre cómo pasar más desapercibidos en la noche durante las mismas. No soy ningún experto, ni mucho menos, pero si que voy a poner algunos truquillos que a lo largo de mi experiencia cinegética en esta modalidad me han servido, o por lo menos eso creo yo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario