lunes, 7 de marzo de 2016

Mi experiencia con los furtivos

¡Buenas! Hace poco compartí una publicación en twitter hablando sobre la caza furtiva de rinocerontes en África, y que debemos unirnos todos para combatir este tipo de crímenes y me recordó cuando, hace ya algún tiempo, tuvimos un leve contacto con unos cazadores furtivos, y he pensado que estaría bien colgar aquí el relato.

Hace ya bastantes veranos, un amigo de mi tío nos invitó a hacer una aguardo al jabalí(sí, ya se que en verano no es lo suyo) en una finca increíblemente bonita en el linde entre Valencia y Albacete. Llegamos a la finca a eso de las 6 de la tarde, llenos de ilusión, hicimos un pequeño taco en la casa con pan de pueblo, aceite, jamón, queso, ensalada... y cuando ya se hicieron las 7 y media de la tarde comenzamos a preparar todo el material, a decidir donde nos íbamos a colocar y demás.

En primer lugar, dejaríamos a mi tío en una zona un tanto alejada de la casa, por lo que fuimos con el coche hacia allí. Cuando llegamos, a unos 500m de la zona, dejamos el coche para seguir el camino a pie y así intentar no espantar a los animales que por allí había cerca. Sin embargo, nada más llegar, una piara de unos 8 jabalíes ya estaba merodeando a la orilla del bancal, en una zona con un pequeño charco a la que asistían muchas veces. Tras unos minutos esperando y observando con los prismáticos decidimos tirar(mi tío). Sin embargo, él es zurdo y en esa zona le costó encontrar una zona de apoyo y finalmente falló. Entonces, una vez hecho el estruendo con el sonido del disparo, decidimos ir a otra zona, un poco más cerca de la casa, pero para el otro lado.

Una vez llegados a la casa, decidimos dejar allí el coche, porque ya era un poco oscuro y la zona donde nos íbamos a poner no estaba muy lejos, así que allá que vamos. Sin embargo, mientras íbamos caminando para allá, siguiendo el camino, llegamos a un enorme bancal, donde el silencio absoluto reinaba. Silencio absoluto que de repente se rompió con un ruido. No era ruido de animal, no era similar al vareo que hacen los animales al romper el monte, o al chasquido que hacen cuando comen almendras o maíz, era ruido humano, como si dos personas estuviesen hablando en la lejanía. Seguimos callados unos momentos y confirmamos, eran personas, justo al otro lado del bancal, en el monte cerrado, hablando bien por walky-talky o entre ellos, pero sin duda alguna una conversación. En ese momento te empiezan a entrar los calores porque era de noche, y de noche no se distingue para nada entre un animal y un humano si está lejos, entonces no sabíamos que hacer en ese momento, si encender la linterna que teníamos y alumbrar, si echar una voz, si volver andando a la casa y llamar a alguna autoridad... Decidimos quedarnos a escuchar un poco más hasta confirmar y estar totalmente seguros de que eran furtivos. Sin embargo, las voces comenzaban a hacerse cada vez más tenues, hasta que se fundieron con el leve sonido del aire estival y desaparecieron por la otra cara del monte. Ya no volvimos a escuchar nada más en toda la noche.

Evidentemente, ese será un momento que nunca se me olvidará. Yo era muy joven, tendría 15 años o así, y la verdad es que estaba bastante asustado pues, seguramente los furtivos tendrían rifles, y dios sabe lo que se les puede pasar a esa gente por la cabeza, o si tirarían hacia nosotros creyendo que éramos unas reses o jabalíes, dios sabe. 

Desde ese momento, soy mucho más respetuoso no solo con le monte, sino con lo que en él puede haber pues, no bastan unas tablillas de "coto privado de caza" para frenar a estos criminales, y desde ese momento se me metió en la cabeza que los más responsable e inteligente es salir siempre acompañado al monte, no solo por el hecho de que puedan haber furtivos, sino por que cualquier cosa puede ocurrir, una lesión por ejemplo.

También desde aquí, querría hacer un llamamiento a todos para que nos unamos contra el furtivisimo, pues creo que es una de los grandes problemas que hoy en día sufre la caza, y los que lo pagamos somos nosotros los cazadores que cumplimos con las reglas, con los cupos, con las vedas y con los animales en definitiva, que es lo más importante.

PD: Después de eso, no nos entró ningún jabalí a la zona donde estábamos haciendo el aguardo.

¡Un saludo y buena caza!

No hay comentarios:

Publicar un comentario