sábado, 28 de noviembre de 2015

La esencia de la caza

Buenos días, tras dos semanas sin escribir en el blog debido a que estaba en plena semana de exámenes vuelvo con más ganas que nunca de escribir.

Pocas cosas hay que me gusten más que los momentos previos a una cacería con amigos, en pleno invierno, donde el olor a migas y huevos fritos reina, y oyendo el ladrido de los perros ansiosos por salir a cazar. Sí, cazar me encanta, pero la tensión y los nervios de querer hacerlo bien, de controlar el viento, a los demás cazadores, al perro y de querer tener la vista en el horizonte oteando en busca de perdices puede ser que quizás no me deje disfrutar de lo realmente importante, la naturaleza. Es por eso que me encanta tanto el momento antes de cazar, porque todo el mundo esta feliz, compartiendo batallas, ya sean cinegéticas o no, en definitiva, disfrutando.

Es una de mis asignaturas pendientes creo, no disfruto al cien por cien de las cosas importantes cuando voy a cazar, no disfruto al cien por cien del monte, de los perros, de sus muestras, de las risas cuando uno falla un tiro fácil, del olor a romero mojado recién salido el sol en una húmeda mañana de diciembre...

Hace ya bastante tiempo que no puedo cazar, no por que no pueda en sí, sino porque ahora mismo estoy estudiando a muchos km de el coto de caza de mi abuelo, y entre unas cosas y otras me es imposible sacar un día de mi tiempo para ir a cazar. Sin embargo, lo que más me apetece es eso, estar junto a un buen grupo de cazadores, unas horas antes de cazar, almorzando calientes a la vera de la chimenea, compartiendo historias. Volver a sentir esa experiencia, eso es lo que más echo de menos de cazar.

¡Un saludo y buena caza!

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